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sábado, 31 de marzo de 2018

EL CONSUMO MODERADO DE VINO… ¿ES BUENO PARA LA SALUD?

Créditos: Est. Med. Génesis Gissell Bravo Salvatierra

El vino es una de las bebidas más antiguas que se conocen, incluyéndose en el proceso sociocultural desde hace aproximadamente 6.000 años (1). La producción de vino representa una de las principales actividades agrícolas en todo el mundo. Esta producción viene acompañada de una generación de enormes cantidades de residuos y subproductos ricos en compuestos bioactivos (especialmente fenólicos). La recuperación de estas moléculas constituye un punto clave en su valorización debido a sus múltiples beneficios relacionados con la salud (2). Su consumo moderado forma parte de la Dieta Mediterránea, dieta proclamada por la UNESCO Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad (1).
La dieta mediterránea se define como el patrón de alimentación propio de los países del área mediterránea donde crecen los olivos (Creta, Grecia, sur de Italia y España) de finales de la década de los 50 y principios de los 60. Aunque no existe una dieta mediterránea única (3), su modelo nutricional es conocido por ser uno de los más saludables (1), se considera que sus principales características son las siguientes: a) un alto consumo de grasas (incluso superior al 40 % de la energía total), principalmente en forma de aceite de oliva (más del 20 % de la energía total); b) un elevado consumo de cereales no refinados, fruta, verdura, legumbres y frutos secos; c) un consumo moderado-alto de pescado; d) un consumo moderado bajo de carne blanca (aves y conejo), y productos lácteos, principalmente en forma de yogurt o queso fresco; e) un bajo consumo de carne roja y productos derivados de la carne; y f) un consumo moderado de vino con las comidas (3).
Desde el punto de vista nutricional el vino es una bebida hidroalcohólica que está compuesta principalmente por agua (70-87%) y alcohol (10- 17%)6. Otros componentes importantes en este son los minerales y las vitaminas (0,2- 0,3%). Las vitaminas que más destacan son primordialmente del grupo B, como son la tiamina (B1), riboflavina (B2), la cobalamina (B12) y la niacina (B3) y de los minerales el potasio y el hierro (1).
Actualmente el estilo de vida se ha transformado en un factor fundamental en prevención y tratamiento de patologías crónicas relacionadas con riesgo cardiovascular, como la diabetes y el síndrome metabólico. Los factores dietéticos pueden modificar el perfil de riesgo poblacional para enfermedades crónicas y la hipótesis que asocia una dieta adecuada con salud cardiovascular ha ganado cada vez mayor aceptación en el mundo científico (4).
Por otro lado, la microbiota intestinal se ha erigido actualmente como un órgano clave para la correcta homeostasis del organismo. La dieta se encuentra entre los factores que más van a influir en el perfil de esta microbiota. Los polifenoles dietéticos que forman parte del componente no digerible de la dieta llegan casi inalterados al intestino grueso, donde entran en contacto con la microbiota colónica. Esta microbiota va a intervenir en el proceso de transformación en metabolitos bioactivos de un menor peso molecular, dotándoles de su poder bioactivo. El consumo moderado de alcohol está asociado a un menor riesgo cardiovascular y de mortalidad, siendo las bebidas fermentadas con un alto contenido en polifenoles aquellas con unos efectos cardioprotectores mayores (5)
El principal beneficio que se le asocia al vino es su efecto cardioprotector (6), este efecto cardioprotector sucede por varios motivos: por una parte, al etanol se le atribuye la capacidad de aumentar la concentración de las lipoproteínas de alta densidad (HDL o comúnmente llamado colesterol bueno), así como las apoproteínas I y II y disminuir la agregación de plaquetas, produciendo cambios en la coagulación y la fibrinólisis. Por otra parte, los compuestos fenólicos son conocidos como excelentes antioxidantes lipídicos, que actúan inhibiendo la oxidación de las lipoproteínas de baja densidad (LDL o el llamado colesterol malo), aumentan la síntesis de óxido nítrico, que actúa mejorando la vasodilatación arterial y disminuyen la adhesión de los monocitos a la pared endotelial, evitando así la formación de placas arteroscleróticas (7)
Varios estudios in vitro, han demostrado el efecto de los polifenoles del vino como antioxidante. En un ensayo, donde se comparó el consumo de vino tinto (400 ml/día) con la abstención en voluntarios saludables, se demostró que el consumo de vino tinto aumentó el estado antioxidativo total en el plasma, disminuyendo también el glutatión del plasma (GSH) y el malón-dialdehido (MDA). Además, la ingesta durante 4 semanas de 375 ml de vino tinto al día en voluntarios saludables, redujo las concentraciones máximas de dienes conjugados y otras sustancias reactantes ácidas tiobarbituricas (TBARS) en las LDL oxidadas en el plasma (8)
También, otro ensayo demostró que el vino tinto aumenta el estado antiinflamatorio y la interleuquina 10 (IL-10) y disminuye la interleuquina 16 (IL-16 (6).
Existe una asociación entre el consumo moderado de alcohol y un estado anticoagulante, así como una mayor capacidad fibrinolítica. Un estudio de caso-control incluyó a pacientes con trombosis venosa y se comparó el consumo de alcohol, entre 2-4 bebidas al día, con abstemios. El resultado obtenido fue que el consumo de alcohol disminuyó el riesgo de trombosis venosa y bajó los niveles de fibrinógeno (8).
También hay estudios que demuestran que el resveratrol disminuye la agregabilidad plaquetaria; estos sugieren que este efecto se produce por la unión de este polifenol a los canales de calcio, produciendo así una inhibición de la trombina y consecuentemente la formación de trombos (9)
Con respecto a la función endotelial arterial, en un ensayo aleatorizado, donde jóvenes saludables ingirieron 30 g de alcohol en forma de vino tinto, vino blanco, cerveza, agua o whisky, se demostró que el vino tinto tiene un efecto beneficioso en la función endotelial más duradero que el vino blanco. De forma que, el consumo de 240 ml de vino tinto diarios, en un periodo de 30 días, podría mejorar la función endotelial (10).
En el tracto gastrointestinal, el vino, estimula la producción de jugos gástricos y aumenta la hormona gastrina. Además, el etanol, los ácidos y compuestos aromáticos provocan la liberación de bilis en el intestino. Es por esto, que se considera que el consumo moderado ayuda a mejorar la digestión. También, actúa como profiláctico en formación de úlceras de estómago, puesto que limita el crecimiento de la bacteria Helicobacter Pylori (principal causa de úlcera de estómago (11)
Otro de los efectos beneficioso del vino nos lo encontramos en la cavidad bucal. Estudios han demostrado que los componentes fenólicos tanto del vino tinto como el vino blanco tienen una actividad antimicrobiana, siendo hasta el 80% la inhibición de la actividad enzimática de Streptococcus implicados en la formación de caries (12)
Por otra parte, hay una creciente evidencia de que el consumo moderado tiene propiedades anticancerígenas. Los compuestos fenólicos con propiedades anticancerígenas más destacados son: el resveratrol, la quercetina y la (+)- catequina. Se ha probado que el resveratrol actúa: inhibiendo el ciclo celular o inducción de apoptosis de las células tumorales, actuando en la actividad estrogénica/ antiestrogénica, inhibiendo el daño oxidativo del ADN y activando las enzimas de detoxificación de carcinógenos. Estas observaciones se han extendido en numerosos estudios, tanto in vitro como modelos de animales, confirmando que el resveratrol, actúa como un potente agente anticanceroso. En humanos, se ha comprobado su actividad anticancerígena en neoplasmas como el de próstata, colon, mama y carcinomas orales (1) (9).
Otros efectos protectores que se le atribuyen son relacionados con algunas patologías neurodegenerativas como pueden ser el Alzheimer, Parkinson, diversas neuropatías, isquemias y lesión medular y cerebral. Hay importantes investigaciones que corroboran que el vino y más concretamente el resveratrol, actúa como preventivo de la enfermedad del Alzheimer, mejorando la capacidad cognitiva y disminuyendo la pérdida de memoria. En los pacientes que padecen Alzheimer se producen lesiones en el cerebro por acumulación de un monómero llamado beta amiloide. Estudios, sostienen que, el resveratrol, ayuda a que estos péptidos desaparezcan protegiendo al cerebro de la neurotoxicidad que estos producen. Aún hay pocos estudios de modelos humanos, aunque los modelos experimentales son muy alentadores sobre el papel protector del resveratrol en patología neurológica (13) (14).
Según investigaciones, el consumo moderado de vino protege contra la diabetes mellitus tipo 2. Este beneficio se asocia a que se disminuye la resistencia a la insulina, mejora su secreción y la sensibilidad a esta. Además, pueden actuar mejorando las glucemias a través de diversos mecanismos como pueden ser la inhibición de la absorción de glucosa en el intestino o de su absorción en los tejidos periféricos (6)
No obstante, es importante destacar que todos estos beneficios se darán en personas que tengan un consumo responsable de esta bebida.
Créditos: Est. Med. Génesis Gissell Bravo Salvatierra

Bibliografía

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1.
P F. Universidad de La Laguna. [Online].; 2015 [cited 2018 03 23. Available from: https://riull.ull.es/xmlui/bitstream/handle/915/2224/VINO%20Y%20SALUD.pdf?sequence=1.
2.
Osorio García C. UPCommons. Portal de acceso abierto al conocimiento de la UPC. [Online].; 2017 [cited 2018 03 23. Available from: https://upcommons.upc.edu/handle/2117/105626.
3.
Ramón S. Publicaciones cajamar. [Online].; 2014 [cited 2018 03 23. Available from: http://www.publicacionescajamar.es/pdf/publicaciones-periodicas/mediterraneo-economico/27/27-729.pdf.
4.
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5.
Moreno-Indias I. Beneficios de los polifenoles contenidos en la cerveza sobre la microbiota intestina. Sociedad Española de Nutrición. 2017; 34(4).
6.
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7.
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8.
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10.
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11.
B AR. Madrid: Universidad Autónoma de Madrid, Facultad de Ciencia. [Online].; 2012 [cited 2018 03 23. Available from: http://digital.csic.es/bitstream/10261/101546/1/Dise%C3%B1o%20de%20bebidas%20de%20uso%20espec%C3%ADfico%20para%20la%20salud.pdf.
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14.
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