EL CONSUMO MODERADO DE VINO… ¿ES
BUENO PARA LA SALUD?
Créditos: Est. Med. Génesis Gissell Bravo Salvatierra
Créditos: Est. Med. Génesis Gissell Bravo Salvatierra
El
vino es una de las bebidas más antiguas que se conocen, incluyéndose en el
proceso sociocultural desde hace aproximadamente 6.000 años (1) . La producción de vino
representa una de las principales actividades agrícolas en todo el mundo. Esta
producción viene acompañada de una generación de enormes cantidades de residuos
y subproductos ricos en compuestos bioactivos (especialmente fenólicos). La
recuperación de estas moléculas constituye un punto clave en su valorización
debido a sus múltiples beneficios relacionados con la salud (2) . Su consumo moderado
forma parte de la Dieta Mediterránea, dieta proclamada por la UNESCO Patrimonio
Cultural Inmaterial de la Humanidad (1) .
La
dieta mediterránea se define como el patrón de alimentación propio de los
países del área mediterránea donde crecen los olivos (Creta, Grecia, sur de
Italia y España) de finales de la década de los 50 y principios de los 60.
Aunque no existe una dieta mediterránea única (3) , su
modelo nutricional es conocido por ser uno de los más saludables (1) , se considera que
sus principales características son las siguientes: a) un alto consumo de
grasas (incluso superior al 40 % de la energía total), principalmente en forma
de aceite de oliva (más del 20 % de la energía total); b) un elevado consumo de
cereales no refinados, fruta, verdura, legumbres y frutos secos; c) un consumo
moderado-alto de pescado; d) un consumo moderado bajo de carne blanca (aves y
conejo), y productos lácteos, principalmente en forma de yogurt o queso fresco;
e) un bajo consumo de carne roja y productos derivados de la carne; y f) un
consumo moderado de vino con las comidas (3) .
Desde
el punto de vista nutricional el vino es una bebida hidroalcohólica que está
compuesta principalmente por agua (70-87%) y alcohol (10- 17%)6. Otros
componentes importantes en este son los minerales y las vitaminas (0,2- 0,3%).
Las vitaminas que más destacan son primordialmente del grupo B, como son la
tiamina (B1), riboflavina (B2), la cobalamina (B12) y la niacina (B3) y de los
minerales el potasio y el hierro (1) .
Actualmente
el estilo de vida se ha transformado en un factor fundamental en prevención y
tratamiento de patologías crónicas relacionadas con riesgo cardiovascular, como
la diabetes y el síndrome metabólico. Los factores dietéticos pueden modificar
el perfil de riesgo poblacional para enfermedades crónicas y la hipótesis que
asocia una dieta adecuada con salud cardiovascular ha ganado cada vez mayor
aceptación en el mundo científico (4) .
Por
otro lado, la microbiota intestinal se ha erigido actualmente como un órgano
clave para la correcta homeostasis del organismo. La dieta se encuentra entre
los factores que más van a influir en el perfil de esta microbiota. Los
polifenoles dietéticos que forman parte del componente no digerible de la dieta
llegan casi inalterados al intestino grueso, donde entran en contacto con la
microbiota colónica. Esta microbiota va a intervenir en el proceso de
transformación en metabolitos bioactivos de un menor peso molecular, dotándoles
de su poder bioactivo. El consumo moderado de alcohol está asociado a un menor
riesgo cardiovascular y de mortalidad, siendo las bebidas fermentadas con un alto
contenido en polifenoles aquellas con unos efectos cardioprotectores mayores (5)
El
principal beneficio que se le asocia al vino es su efecto cardioprotector (6) , este efecto
cardioprotector sucede por varios motivos: por una parte, al etanol se le
atribuye la capacidad de aumentar la concentración de las lipoproteínas de alta
densidad (HDL o comúnmente llamado colesterol bueno), así como las apoproteínas
I y II y disminuir la agregación de plaquetas, produciendo cambios en la
coagulación y la fibrinólisis. Por otra parte, los compuestos fenólicos son
conocidos como excelentes antioxidantes lipídicos, que actúan inhibiendo la
oxidación de las lipoproteínas de baja densidad (LDL o el llamado colesterol
malo), aumentan la síntesis de óxido nítrico, que actúa mejorando la
vasodilatación arterial y disminuyen la adhesión de los monocitos a la pared
endotelial, evitando así la formación de placas arteroscleróticas (7)
Varios
estudios in vitro, han demostrado el efecto de los polifenoles del vino como
antioxidante. En un ensayo, donde se comparó el consumo de vino tinto (400
ml/día) con la abstención en voluntarios saludables, se demostró que el consumo
de vino tinto aumentó el estado antioxidativo total en el plasma, disminuyendo
también el glutatión del plasma (GSH) y el malón-dialdehido (MDA). Además, la
ingesta durante 4 semanas de 375 ml de vino tinto al día en voluntarios
saludables, redujo las concentraciones máximas de dienes conjugados y otras
sustancias reactantes ácidas tiobarbituricas (TBARS) en las LDL oxidadas en el
plasma (8)
También,
otro ensayo demostró que el vino tinto aumenta el estado antiinflamatorio y la
interleuquina 10 (IL-10) y disminuye la interleuquina 16 (IL-16 (6) .
Existe
una asociación entre el consumo moderado de alcohol y un estado anticoagulante,
así como una mayor capacidad fibrinolítica. Un estudio de caso-control incluyó
a pacientes con trombosis venosa y se comparó el consumo de alcohol, entre 2-4
bebidas al día, con abstemios. El resultado obtenido fue que el consumo de alcohol
disminuyó el riesgo de trombosis venosa y bajó los niveles de fibrinógeno (8) .
También
hay estudios que demuestran que el resveratrol disminuye la agregabilidad
plaquetaria; estos sugieren que este efecto se produce por la unión de este
polifenol a los canales de calcio, produciendo así una inhibición de la
trombina y consecuentemente la formación de trombos (9)
Con
respecto a la función endotelial arterial, en un ensayo aleatorizado, donde jóvenes
saludables ingirieron 30 g de alcohol en forma de vino tinto, vino blanco,
cerveza, agua o whisky, se demostró que el vino tinto tiene un efecto
beneficioso en la función endotelial más duradero que el vino blanco. De forma
que, el consumo de 240 ml de vino tinto diarios, en un periodo de 30 días,
podría mejorar la función endotelial (10) .
En
el tracto gastrointestinal, el vino, estimula la producción de jugos gástricos
y aumenta la hormona gastrina. Además, el etanol, los ácidos y compuestos
aromáticos provocan la liberación de bilis en el intestino. Es por esto, que se
considera que el consumo moderado ayuda a mejorar la digestión. También, actúa
como profiláctico en formación de úlceras de estómago, puesto que limita el
crecimiento de la bacteria Helicobacter Pylori (principal causa de úlcera de
estómago (11)
Otro
de los efectos beneficioso del vino nos lo encontramos en la cavidad bucal.
Estudios han demostrado que los componentes fenólicos tanto del vino tinto como
el vino blanco tienen una actividad antimicrobiana, siendo hasta el 80% la
inhibición de la actividad enzimática de Streptococcus implicados en la
formación de caries (12)
Por
otra parte, hay una creciente evidencia de que el consumo moderado tiene
propiedades anticancerígenas. Los compuestos fenólicos con propiedades
anticancerígenas más destacados son: el resveratrol, la quercetina y la (+)-
catequina. Se ha probado que el resveratrol actúa: inhibiendo el ciclo celular
o inducción de apoptosis de las células tumorales, actuando en la actividad
estrogénica/ antiestrogénica, inhibiendo el daño oxidativo del ADN y activando
las enzimas de detoxificación de carcinógenos. Estas observaciones se han
extendido en numerosos estudios, tanto in vitro como modelos de animales,
confirmando que el resveratrol, actúa como un potente agente anticanceroso. En
humanos, se ha comprobado su actividad anticancerígena en neoplasmas como el de
próstata, colon, mama y carcinomas orales (1) (9) .
Otros
efectos protectores que se le atribuyen son relacionados con algunas patologías
neurodegenerativas como pueden ser el Alzheimer, Parkinson, diversas
neuropatías, isquemias y lesión medular y cerebral. Hay importantes
investigaciones que corroboran que el vino y más concretamente el resveratrol,
actúa como preventivo de la enfermedad del Alzheimer, mejorando la capacidad
cognitiva y disminuyendo la pérdida de memoria. En los pacientes que padecen
Alzheimer se producen lesiones en el cerebro por acumulación de un monómero
llamado beta amiloide. Estudios, sostienen que, el resveratrol, ayuda a que
estos péptidos desaparezcan protegiendo al cerebro de la neurotoxicidad que
estos producen. Aún hay pocos estudios de modelos humanos, aunque los modelos
experimentales son muy alentadores sobre el papel protector del resveratrol en
patología neurológica (13) (14) .
Según
investigaciones, el consumo moderado de vino protege contra la diabetes
mellitus tipo 2. Este beneficio se asocia a que se disminuye la resistencia a
la insulina, mejora su secreción y la sensibilidad a esta. Además, pueden
actuar mejorando las glucemias a través de diversos mecanismos como pueden ser
la inhibición de la absorción de glucosa en el intestino o de su absorción en
los tejidos periféricos (6)
No
obstante, es importante destacar que todos estos beneficios se darán en
personas que tengan un consumo responsable de esta bebida.
Créditos: Est.
Med. Génesis Gissell Bravo Salvatierra
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